Con tus mejillas paraste la ira de sus manos,
y entre llantos y lamentos
aguantando esta cruel vida
de golpes y de tormento
fuiste apagando tu ego,
perdiendo tu frágil cuerpo
ante las ventiscas del carnero.
Pobre hombre el que en su agonía
no contento con su alma
paga en su compañera las frustraciones amargas
no aguantes ni un solo día
los golpes de ese destino,
si tu destino te amara,
de besos te colmaría.
3 comentarios:
Que sorpresa, gracias por tus letras tu sensibilidad y tu humildad.. te iré leyendo y te sigo en el camino.. un saludo
me ha gustado tu post. directo y sin truculencias.
algo q escribí al respecto:
http://mpepaphoto.blogspot.com/2010/08/porque-asi-debe-ser.html
Es cierto está muy bien escrito, con claridad y sensatez: no aguantes ni uno solo de los golpes de ese destino...
pero no siento pena por ellos, a veces me vuelvo algo obtusa.
Un saludo.
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