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lunes, 18 de abril de 2011

Hoy




Aplastado en mi cama, turbado, ausente
entre nieblas y vahos, en trance amargo
silencioso y oscuro, espeso, distante
sin la miel en los labios
en viaje de vuelta, fúnebre, en loco letargo
hibernando sentidos, atento a silencios
con el alma al aire y la risa en embargo
ocultando latidos, mintiendo verdades
tenue, la pena en los dedos
y entre las manos, solo aire...




viernes, 4 de marzo de 2011

Solo espero





Cae la tarde y hay demasiado mundo entre tu boca y mi boca
y aún viven entre mis manos las caricias no dadas
aún resuenan en mi mente palabras no olvidadas
sigue lloviendo en mi cuarto y esta pesada carga su peso no agota
sigo esperando tu risa entre bastidores y desconsuelos
y entre idas y vaivenes, a la oscuridad de esta noche
solo espero, mientras mi corazón cierra por duelo.

Cae la noche y atento escucho el silencio de tus voces
y aunque quiera olvidarme de tu anhelada boca
aunque pueda refugiarme entre los muchos reproches
sigue lloviendo en mi cama y esta pesada carga su peso no agota
sigue sobrando este invierno que a empujones se encona
y ante un abismo que se abre entre tu llanto y mi ansia
solo espero, mientras huracanes mi alma azotan.



jueves, 27 de enero de 2011

Última nota



Puedo estrellar mi amor contra tus rocas
una y otra vez

puedo perder mi deseo entre tus olas
contener entre mis dedos el agua de este océano
desbordado entre mis miedos y tus penas,
puedo encontrar la causa de mi sed
oír el dulce eco de mi llanto
y te vas 
volar sobre tu risa y no volver
pueden sobrarme las nubes en el cielo
las luces en el suelo, 
las sombras en mi pecho
puedo olvidar mis mas íntimos dilemas
y soñar

soñar y no pensar que este último poema
solo será de un adiós su última nota

puedo estrellar mi amor contra tus rocas
una y otra vez.

miércoles, 12 de enero de 2011

La esposa del embajador






Tenía el aire de una princesa de cuento, de esos de final feliz, quizás por eso se me antojaba inalcanzable mientras me sonreía desde su pedestal de “erase una vez”. Un elegante vestido negro la envolvía, como un deseado regalo en su  papel dorado y unos zapatos de tacón de aguja acentuaban aun mas su esbelta figura. El pelo negro, recogido, la mirada limpia, una sonrisa y una discreta pulsera de oro como únicos adornos. Nadie era capaz de distraer la vista de aquel rostro. Por un instante cruzó su mirada conmigo mientras daba un corto sorbo a su copa, de golpe el hielo se deslizó e hizo caer el dorado liquido sobre su mentón, ocasión aprovechada para ofrecerle mi pañuelo. Era la mujer del embajador, solía asistir a aquellas fiestas de clase alta, ya la había visto en otras ocasiones y el Hilton de París era un marco incomparable para su elegante presencia. Charlamos durante unos minutos y su agudeza me hizo temblar en más de una ocasión, las palabras se agolpaban en mi garganta negándose a salir y el vello erizado de mis brazos daba prueba del duro trance por el que pasaba. No podía creer que aquella hermosa criatura pudiera tener el mas mínimo interés en mi persona, pero entonces, ocurrió el milagro. Pude notar como deslizaba en el bolsillo de mi smoking un objeto que antes jugueteaba entre sus dedos, la llave de la habitación 303 y un poderoso escalofrío vino a recordarme que mis dotes de seductor eran tan inexistentes como fácilmente rebatidas entre el panorama femenino. Sin poder apartar la vista del rítmico contoneo de sus caderas cruzó el amplio salón, a la vez que todo un ejército de ojos vidriosos la seguía mientras se encaminaba a los ascensores y tras unos segundos de prudente ventaja, me fui tras ella. No sabía si el ascensor me recogería esa misma noche, así que decidí afrontar las tres plantas de escaleras con decisión, decisión que por cierto empezó a fallarme a mitad del segundo piso pero que fue suficiente para plantarme frente a la puerta 303. Con autentico pánico a que todo fuera una simple broma, giré la llave y “voilá”, la puerta cedió y me vi dentro de la suite.
Lo que ocurrió en aquella habitación en las siguientes horas probablemente no pueda ser escrito por esta temblorosa mano en muchos años, pero si que ella, justo antes de salir de la habitación se volvió con los zapatos en la mano mientras me dedicaba una pícara sonrisa y que en ese preciso momento supe que amaría a aquella mujer el resto de mi vida y cada día un poco mas, ya incluso antes de regocijarme sabiendo que era la esposa del embajador, y yo, el afortunado embajador.

 

lunes, 3 de enero de 2011

Te Quiero





¿Como?
¿Que como te quiero?
Te quiero como se quieren las cosas sencillas
despacio y sin atropellos, pero continuamente
te quiero como se miran las estrellas
con los ojos muy abiertos y la boca grande
como se quieren los niños
con el corazón abierto y los ojos llorosos
como se aman las hojas caídas del otoño
te quiero con los pulmones llenos
como al aire que respiro
con el alma en las manos y mi ser a tus pies.
Te quiero con toda la loca cordura que me cabe en la cabeza
con el frío cálculo del hombre sabio
con el saltar inquieto del niño imberbe
con el calor ardiente del joven muchacho
con el corazón roto del pobre hombre fuerte.
Te quiero como el agua a la tierra seca y el marino a su mar
como quieren las gentes nobles que solo saben amar
como quieren los animales, sin razones ni excusas
con palabras o sin ellas, con silencio y entre ruidos
en el cielo y en la tierra, con tus hijos, con los míos
con la gente, con la soledad y en el vacío
con todo lo que soy y con todo lo que he sido
con todo tu corazón y lo que resta del mío
así hoy, te quiero.



¿Cuanto?
¿Que cuanto te quiero?
No puedo decirte cuanto, ¿pero como se mide el cielo?
¿Como se mide el camino de una vida, o el cantar de un jilguero?
¿como se mide el mar, o este vasto universo
los colores del mundo, el aire que respiramos o el que cabe en un cesto
la distancia hasta las estrellas, o la luz de tus pupilas
la risa de un niño o mis tardes de infancia?
¿Como se mide el orgullo en los ojos de un padre
la alegría de una vida, la tristeza de una pena
la amistad de un amigo o la ironía de un necio?
¿Como se mide el hambre por tu cuerpo
la pasión en las venas, el contacto perfecto
un beso en la distancia o un adiós en el tiempo?
¿Como se mide el cariño por tu hogar a lo lejos?
Como saber cuanto, si medir es imperfecto...,
suma todo y aún no podrás ni imaginar cuanto te quiero.


¿Como?
¿Que como te quiero?
Te quiero como se quieren las cosas sencillas

despacio y sin atropellos...





sábado, 13 de noviembre de 2010

Hoy, mañana y siempre

f





Hoy te besaría entre los árboles
hasta que se murieran de viejos
pero mañana dormiría en tu silencio 
hasta el final de mis días,
hoy te arrullaría en mi regazo 
hasta secar mis tristes ojos
pero mañana me robaría el alma
el corazón y la sangre, por oír tu risa,
hoy te amaría entre las sábanas
hasta que dios me pidiera perdón
pero mañana me perdería entre los hombres
por buscarte sin descanso,
hoy te envolvería de ternura
hasta que llorasen los mismos ángeles
pero mañana me perdería en tu azul
ahogado entre tus brazos,
hoy te encadenaría a mi cintura 
hasta que volvieras a amarme
pero mañana te perdería nuevamente
y te soñaría de por vida,
hoy te encontraría entre la gente
y te querría como siempre
pero mañana te perdería nuevamente
y te querría como nunca.



miércoles, 13 de octubre de 2010

Añoranza






Mientras mi mano tierna anhela tus mejillas,
añorando tus brazos, tus caderas en las mias,
mi letra infame, solo escribe tu nombre entre sollozos,
y mi corazón late esperando el fin de esta agonía.

Mientras mi beso huérfano, añora tu presencia,
mi alma ausente sabe, solo vive en tu sonrisa,
la dueña de este triste corazón roto,
que solo espera el paso triste y distraído de los días.

Al volver mi memoria por las sobras del banquete,
prendido para siempre en la cruel melancolía,
vuelan mis sueños al cielo de los tontos,
donde me llevan tu aroma y tu recuerdo, nuestros días.

Y mientras la negra sombra no se hunda en esta vida,
arrancándome aliento, recuerdos y alegrías,
sabrás que aún queda un hombre en este mundo,
que en su pena, te añora y te ama sin medida.




domingo, 19 de septiembre de 2010

Lágrimas






Regaré de lágrimas tu cuerpo
y ni la lluvia, ni los alisios vientos,
ni el orbe sol, podrán nunca secar
este manantial que me fluye dentro.

Y aunque quiera por más tiempo
arrancarme a sangre el sentimiento,
se que nunca morirá con el ansiado riego
de tus besos, tus caricias, tu deseo.

Llenaré con sueños tus momentos,
y buscando entre mis penas y recuerdos
volveré a sentir aquel travieso niño
que dulcemente, olvidé dentro.

Como gotas de rocío que se pierden,
en la mañana de tu risa, entre tus besos,
se perderán mis rotas lágrimas, sin prisa,
como la flor que ante tu cielo se marchita.

Y al triste final de esta vida que viví,
vendrá a mi mente aquel nublado día
que me miraron tus ojos, y de nuevo descubrí
la inocencia de un niño, su paz, su alegría.




lunes, 6 de septiembre de 2010

Hoy te soñé





Hoy te soñé de nuevo, sonriendo con tus alas batiendo sobre el viento,
hoy te soñé desnuda, corriendo por la larga playa de mi corazón lleno,
hoy te soñé en palabras, el verso mas hermoso que contigo me encadena,
hoy te soñé en mi sueño, salpicando de esperanzas el baúl de mis poemas,
hoy te soñé despierto, te encontré junto a mi cara, dormida en mi almohada,
hoy te soñé de viejo, tanto tiempo juntos, no recuerdo otro momento,
hoy te soñé dormido, nunca estuve tan despierto, tan feliz, ni tan atento,
hoy te soñé de azul, ni el cielo mas hermoso, me cabía en este sueño,
hoy te soñé en invierno, con tu frío de cerezos, tus pantuflas, tu año nuevo,
hoy despertó mi sueño, te alejabas entre risas, solo quiero estar dormido,
hoy te soñé y te quiero, persiguiendo entre las nubes los anhelos de mi sueño.


lunes, 30 de agosto de 2010

No llores, un beso.




Ya dejé mis risas de niño junto al baúl cerrado de tus brazos de madre,
cálido abrazo
de una voz que te guarda,
te acoge,
te sabes en casa.
Ya perdí la conciencia de una vida feliz de antaño anhelada,
tu recuerdo,
una imagen,
una vela soplada,
una tarde de playa.
Ya se ahogaron mis lágrimas en el turbio mar de tus ojos negros,
curando una herida,
viniendo a mi encuentro,
es mio tu tiempo,
no llores, un beso.
Ya se fueron mis sueños rodando calle abajo, tras tu voz de ángel,
huele la tarde
a manzanas y nata,
niños riendo,
tu carita de plata.
Ya tu llanto ahogado en la almohada, ya tu voz no llegó a la mañana,
hace frío,
frío de abril,
la ciudad y los perros
me acompañan.
Ya quebraron tus huesos los grises buitres buscando alimento,
triste alegría,
camisón de seda,
pegado a tus labios
el ángel negro se queda.
Ya quedó quieto y sombrío el humilde hogar de mis ojos secos,
te busco,
te anhelo,
frío mármol,
velando tus sueños.
Ya guarde mi tristeza en el gran cajón de los sueños rotos,
duerme mi niño,
la mañana vendrá
a llevarte al colegio,
no llores, un beso.
Ya tiene mi alma el amargo descanso de tu ahogado recuerdo,
risas en la azotea,
calor de verano,
pies que corretean,
despertar temprano.
Ya no quedan cascabeles ni lágrimas, solo alma gastada,
duerme, aciaga hora,
tristes ojos negros,
mudas las alondras,
no llores, un beso.


miércoles, 28 de julio de 2010

Ella y la luna




No parecía una persona normal, andaba por la calle como si se levantase unos centímetros del suelo y cuando saltaba de aquel viejo camión oxidado notabas en el aire un rumor a envidia. Ni la brisa, ni el viento, ni siquiera el enorme sol podían dejar de mirarla y se esmeraban en rodearla y jugar con su pelo, intentaban atraer su atención, uno brillando mas, se hinchaba y sacaba pecho, el viento soplando y haciendo cabriolas a su lado y la pobre brisa que solo susurraba cuan desgraciada era. 
Pero ella ni los veía. Solo quería días grises. 
De vez en cuando su risa apagaba el mundo, las voces dejaban de sonar, el mar paraba sus olas y quieto esperaba, acercaba brazos de espuma a la orilla y regalaba en la arena sus mejores galas, corales de vivos colores y cristales robados al fondo, de barcos antiguos traía tesoros olvidados y se los ofrecía. 
Pero ella no venia. No, el mar tampoco la tenia. 
Dicen que un día un hombre por fin pudo alcanzarla, pudo con miel llenar sus labios, probar el dulce sabor de sus besos y ver como su cara resplandecía, una sonrisa plena y ella entregó el calor de su cuerpo desnudo en la noche de una playa solitaria. 
Dicen que aquel día, la luna se puso roja de envidia.


Eroti...que?





Era Mayo, un día gris y frío, y sin embargo un sofocante calor ascendía por mis piernas, se metía en mi estómago y estallaba y secaba mi garganta, sin poder respirar, las palabras salían de mi boca sin pensarlas mientras ella me miraba con media sonrisa, esperando una respuesta. Los dos sabíamos lo que iba a suceder, pero no era la primera vez que lo intentábamos, sabia que si seguía hablando no podría parar y todo volvería a empezar, así que; -habrá que ponerse, pensé, y entonces me lancé.
Rodeé su cuello con mi mano, justo en la nuca, donde nace el pelo, y la acerqué suavemente hacia mi mientras podía ver como sus ojos se cerraban y sus labios cada vez mas cerca, brillando con un dulce tono rosa, se unían a los míos. Nuestras lenguas jugaron un rato, mientras, solo podía pensar en el dulce sabor de aquel momento, el vello se erizo en todo mi cuerpo y mi mano busco su hombro, perfectamente redondo, para ir bajando lentamente por el brazo, las puntas de mis dedos rozaban su piel suave, como de melocotón, y buscaron ávidas el principio de unos senos que intuía perfectos, parecían perderse como los tesoros que siempre busqué, y pude recrearme, tantearlos lentamente, solo las puntas de mis dedos en sus pezones, o acogerlos en mi mano con dulzura. Mientras, mi boca bajó hasta su cuello y un aroma de mujer llenó mis pulmones mientras soñaba despierto con el paraíso mas deseado para cualquier mortal.
Un ángel entre mis brazos..., rodeaba su cintura y buscaba sus muslos, las nalgas, y hasta las rodillas, mi boca bajaba y subía entre sus pechos y el cuello y podía notar como su respiración se aceleraba mientras susurraba; -no, noo, estate quieto, pero sus ojos cerrados me decían otra cosa, mis manos dentro de su pantalón, evitaban el encaje de la ropa íntima y buscaban el calor de unos labios ardientes, enseguida la humedad de su sexo abrió el camino a mis dedos y pudieron recorrer el interior de su vulva, suavemente, arriba y abajo, mientras me dejaba caer, lentamente sobre ella.
Al recostarse quedó aún mas expuesta, abrió los ojos y sonrió, pude besarla, morder suavemente su labio inferior, mientras me sonreía, pícara, sabiéndose deseada, hermosa, y muy mujer, con una mano enredada en su pelo y otra entre sus piernas pensé que aquel podía ser un gran día, y volví a perder mi boca entre sus pechos, lamerlos, mordisquear suave, o un poco mas fuerte, y mis dedos jugueteando con su clítoris, pequeño, escondido, parecía no querer ofrecerse, y un nuevo; - nooo, estate quieto, nooo, pero mas suave, demasiado suave para ser cierto; incorporándome un poco pude bajar el pantalón y descubrir un hermoso paisaje ante mis ojos, el vientre como una desierta playa de fina arena dorada, aquellos muslos formados por las manos de algún artista divino, las piernas, eternas y hasta sus pies, finamente labrados, con las dos manos en su cintura la acerqué a mí y pude sentir el cálido terciopelo de aquel cuerpo hermoso, que susurraba y sonreía, mientras el universo se paraba a nuestros pies.
Decidí explorar aquel nuevo mundo, y deslicé lentamente mi lengua, primero sus pechos, luego el vientre, el pequeño ombligo vino a mi encuentro, y aquellas caderas firmes pero delicadas, la boca se me secaba, parecía no poder soportar el ardiente tacto de su piel y tuve que aliviar mi sed en la fuente de sus adentros. Delicado, como se abre una flor en un prado, su vulva quedó en mis labios mientras mi lengua se llenaba de licores nunca probados, mis manos buscaban su pecho, y encontraron su boca, abierta, pidiendo, ahora creo que si, que siguiera, que secara aquella fuente de mieles y néctar, y mientras lo saboreaba ya no podía soportar la presión de mis pantalones y me decidí a entrar; entonces me sorprendió, se incorporó de un salto mientras me dejaba abajo y se colocó sobre mí en cuclillas. Agilmente acerco su sexo y el mio, como pueden buscarse el agua y la tierra seca, y dejó que su peso hiciera el resto, descendió lentamente sobre mí, fundiendonos en uno, y pude ver su torso desnudo que se estremecía mientras volvía a subir, primero muy despacio, fue repitiendo estos movimientos, la cabeza a un lado y a otro, y un débil gemido empezó a llenar la habitación. El calor subía por momentos, los cristales se empañaron, un poco mas rápido, movía su cuerpo arriba y abajo, y mas rápido, y a la vez aumentaban los gemidos que llenaban mis oídos; - sii, ahora si, sigueeeee..., no se cuanto pudo durar aquel momento, más y más fuerte, mis manos rodeando su pecho, su cintura, mi boca saboreando sus pezones redondos que me invitaban a perderme en aquellas nubes de azúcar, más y más rápido.
El placer era ya incontenible, saltaron todos los cierres, quitamos todos los peros y fuimos libres, durante un instante el mundo dejó de girar, en medio de la habitación pude ver el mas hermoso amanecer mientras el éxtasis estallaba en su interior, y un gemido largo, cansado, pero muy deseado, nos trajo de nuevo a la tierra, nos miramos y nuestros cuerpos sudorosos se abrazaron, buscándose, sin pensarlo.
Mientras, acariciaba su espalda húmeda, su nuca, sus brazos, apoyé mi cabeza en su hombro, justo antes de que un hondo suspiro decidiera abandonarme para siempre.


No se Puede





Se puede caminar sin querer ir, ni llegar, solo estar,
se puede saber lo que nunca se dirá,
o esperar no saber nunca, algo claro como el mar,
se puede mentir para saber la verdad,
se puede sentir como alma y cuerpo se separan,
esperar una vida o vivirla en un instante,
y creer en las promesas que ya nunca llegarán,
se puede ser o estar, o incluso parecer,
Se puede darlo todo, y no dar tanto, y no poder recibir mas.
Se pueden tantas cosas cuando el amor te llena.

Se puede encontrar lo que sabes perdido,
y no hacer nada, con la fuerza de tu ser,
se puede soñar con otros ojos, y no ver,
sentir una mirada, oler una sonrisa, tocar una tristeza,
pensar con una pierna y tropezar con la cabeza,
y vivir con este aliento que te queda en la garganta,
contener un sentimiento que te llena y te derrama,
se puede no pensar, solo sentir,
y aún así, se puede,
Se pueden tantas cosas cuando el amor te llama.

Se pueden ver las espinas que atraviesan mi alma,
oír el suave adiós de un amor, que se va por la ventana,
sentir las cadenas de un secreto que se agranda,
y ver el caer de mis anhelos y mis sueños por los suelos,
se puede ser el ángel que duerme a tus pies,
esperando el día que lo veas como es,
te doy mis alas, mi cuerpo, mi alma, mi corazón en una caja,
ábrela, tuyo es si lo quieres, y si no, ya jamás lo usaré,
y aún así, se puede,
se puede amar, y luego ¿que?


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