lunes, 27 de diciembre de 2010

Solo hombre






            Y me hice cielo, solo por ver siempre la luz en esos ojos,
            y me hice aire, para poder sentir tu piel y el tacto de tus manos,
            y me hice agua, por rozar, fluir, gozar entre tus labios,
            y me hice viento, jugando eternamente entre las ondas de tu pelo,
            pero me volví hombre, para perder el corazón entre tu cielo, tu aire, 
            tu agua y tu viento.





La Toalla






Pude verla por la rendija de la puerta entreabierta, la luz del interior hacía que brillara, como si estuviera recubierta de un precioso metal y las gotas de agua corrían inquietas buscando el suave tacto de su piel. Mientras, se entretenía recorriendo con una toalla de rizo de algodón el contorno de sus caderas, los muslos y luego las piernas, se agachaba despreocupadamente, y una leve sonrisa vestía su hermoso rostro. Sabía que no debía mirarla así, a escondidas, robando sus mas íntimos secretos sin que ella lo supiera, pero aquella visión conseguía hechizarme, intentaba apartar la mirada pero volvía a buscar su cuerpo desnudo, perfecto. Entonces pude retroceder unos pasos, volver a la puerta y con un ligero carraspeo le advertí de mi presencia.

-¿Quien anda ahí? -su voz era tan dulce como su imagen.
-Soy yo, perdona la hora, quedamos hace rato pero me han entretenido unos asuntos, si te viene mal me voy.
-No importa, espera un poco, estoy en la ducha. -lo sabia.


Y entonces la vi aparecer, llevaba la toalla anudada bajo las axilas y el pelo aun escurría agua visiblemente, mientras, cogía una traba con la boca e intentaba reunir un buen moño sobre su cabeza, con los brazos en alto. Que fuerzas hice para que cayera aquella toalla; pero no, el nudo permaneció en su sitio y ella con cara extrañada me preguntó.

-¿Como has entrado?
-La puerta estaba abierta, toqué, pero nadie contestó. -le dije.
-Vaya, pues podía haber entrado cualquiera. Me seco el pelo, me pongo algo y enseguida estoy contigo, ponte cómodo. -que sutil.

Y volvió a desaparecer tras la puerta, tras ella voló aquel aroma a agua fresca que la acompañaba y la tentación de seguirla fue muy fuerte, pero me contuve. Entonces empezó a hablarme y yo me acerqué para escucharla mejor y de nuevo, pude verla. En la pared del dormitorio un espejo me devolvía su imagen mientras en el interior del baño se secaba el pelo con la misma toalla que antes la vestía, allí estaba, totalmente desnuda, mientras se inclinaba hacia delante tras soltar el pelo para separarlo y agitarlo entre los pliegues de la toalla. No sé cuantos minutos la miré, quedé completamente hechizado y no pude reaccionar hasta que vi sus ojos clavados en los míos, mirándome fijamente con la toalla sobre el pecho.

-esto no es digno de ti, te parece bonito espiarme así...

Y avanzó hacia mi, pude ver como cruzaba todo el dormitorio gracias al espejo y como se paraba tras la misma puerta en la que yo estaba, solo una delgada pieza de madera nos separaba, podía oír su aliento acelerado y podía oír mi propia respiración, mientras la miraba de reojo.

-Será mejor que te vayas. -Me dijo.
-Si, lo entiendo, pero no te quedes con esta imagen de mí. No quería molestarte, es solo que no consigo apartar tu cuerpo de mi mente. Ansío el día en que pueda tocarte, recorrer tu piel con mis dedos seria el mayor de los placeres para mi, poder besar esos labios, recorrer cada poro de tu piel, cada centímetro, conocer como a mis propias manos tus secretos mas profundos,...Lo siento, me voy.
-Espera, sigue hablando, no sabia que sintieras eso por mi, nunca has dicho nada. -susurró.
-Soy prisionero de mi propia imaginación, sueño con tus labios en los míos, mis manos arrancando lentamente tu ropa, mi boca perdida entre tu pecho, me quedo sin aliento mientras mis dedos viajan entre tus piernas, buscando tus caderas, tus nalgas, y beso tu vientre de mujer, mientras tu calor me descubre que tu sientes lo mismo por mi...

Podía ver en el espejo como su tono cambiaba, enrojecía por momentos y con los ojos cerrados y las manos apretadas sobre la toalla hacia resaltar aun mas los hermosos pechos, su respiración seguía acelerada y con voz entrecortada me dijo:

-Sigue, ¿que mas sientes?
-Siento como no puedo dejar pasar un día mas sin amarte, sin rodearte con mis brazos, te alzo sobre mis caderas y con mis manos en tus nalgas te hago dueña de mi ser, entrando entre tus muslos mientras tus senos acarician mis sentidos, tu latir y el mio se hacen uno...

Al otro lado de la puerta pude ver como sus manos se deslizaban bajo la toalla, el rostro alzado al techo pero con los ojos cerrados, la respiración cada vez mas acelerada, podía notar el leve movimiento de sus dedos bajo el rizo blanco de algodón, como el calor encendía su cuerpo y como sus piernas intentando no perder la compostura se esforzaban en no moverse demasiado rápido, una contra otra, mientras yo la miraba podía imaginar la suavidad de aquella piel, el olor de aquel pelo aún húmedo que rozaba sobre sus hombros y volví a ver como caía a sus pies la toalla blanca mientras con un rápido movimiento la puerta se cerraba a mis espaldas...




Mi invierno







En la otra vida recordaré las veinte veces que me llevaste al cielo,
y como llegaste en primavera y llenaste mis noches de verano,
podré recordar que estuve allí, contigo
y no estaré triste cuando cierre los ojos y sueñe

para ver saltar el botón de tu camisa
para ver nacer en tu cara la mas hermosa de las sonrisas.
Te estaré esperando cuando no estés conmigo,
en la otra vida recordaré que gracias a ti conocí la felicidad
y que te fuiste como agua entre mis manos llevándote contigo mi razón,
llevándote contigo el corazón, dejándome tan solo, tu recuerdo y tu sabor.
Recordaré como llegaste en primavera y me llenaste de verano,
te fuiste en otoño y ya siempre fue invierno.





jueves, 23 de diciembre de 2010

Mi último viaje






La Voz De Galicia
Veintiocho de Febrero de 1.994.
La siniestralidad laboral se cobra una nueva víctima. Ayer, veintisiete de Febrero, un operario de la empresa contratada para la renovación de la fachada de la Iglesia de San Vicente se precipitó desde un andamio a casi quince metros de altura. Eusebio Ponce de cuarenta y tres años fue ingresado con un cuadro de parálisis total y coma profundo tras golpearse fuertemente la base del cráneo, y aunque no se teme por su vida, los médicos dudan de su posible recuperación. Tiene esposa y una hija y se espera en los próximos días aclarar todas las circunstancias que rodean al luctuoso suceso.”

Cada día, cuando ella entraba estaba tumbado, mirando a la puerta fijamente, las enfermeras me solían dejar ligeramente incorporado y podía ver llegar a Angela y observar su primera expresión al cruzar la puerta, llena de esperanza; esperanza que solo duraba un segundo cuando al mirarme notaba que mis pupilas no la seguían.

-Hola, papá. -Reconocí la voz de mi esposa.

No contesté, solo aquella leve sonrisa interior que me embargaba al ver el rostro endurecido por el dolor de mi compañera de fatigas.
Muchas veces la había recibido ya en aquella misma situación, pero hoy era diferente; la mañana más gris, el aire más frío, las enfermeras más distantes, parecían no querer aspirar aquel extraño vaho que llenaba la habitación, y sin embargo seguían hacendosas atendiendo sus quehaceres diarios. Ya me habían ayudado con mis necesidades mas urgentes y me habían aseado, cuando ella llegó a la habitación; solo el doctor parecía retrasarse hoy en su rutina de certificar mi existencia un día mas. Quizá por eso hoy era diferente.
Mientras; ella, seguía trasteando en el pequeño aseo contiguo a la habitación, y allí seguiría durante muchos minutos. Ya había notado lo mucho que le costaba iniciar una conversación, cada mañana, por trivial que fuese, y como perdíamos el tiempo cruzando miradas hasta que decidía romper el hielo con cualquier tontería.

- Recuerdas a Teresa. La hija del portero del edificio de enfrente. Vino alguna vez a casa a jugar con tu hija. Por lo visto se ha marchado de casa con un medio novio que tiene.

No, la verdad es que no recordaba a Teresa ni al portero de enfrente, pero sí que me acordaba de mi hija.

- Si tu hija hiciera algo así no sé si lo aguantaría. Imagínate, me quedaría sola, por completo. No quiero ni pensarlo. Gracias a dios tu hija es muy responsable para su edad. Que orgulloso estarías.

Esta tarde sería mejor que no viniera la niña, no me encuentro muy bien.

- Ella hará que te sientas mejor, ya verás que bien cuando venga. ¡Que tonterías digo!

Me costaba demasiado esfuerzo seguirla en sus diatribas cada vez, así que intente lanzar una mirada dura en señal de rechazo, creo que demasiado dura esta vez, pues solo obtuve su silencio. Bueno, al menos hoy la niña no tendrá que venir. Hombre, por fin el doctor, ya era hora de que apareciese.

- Hola, Angela, como se encuentra hoy. – Preguntó mientras hojeaba unos papeles al pie de mi cama.

- Imagínese – Y un torrente de lágrimas inundó la cara de mi esposa.

Que aún no me he muerto, mujer. Si al menos pudiera mover las piernas bajaría de esta maldita cama y volvería a rodearte con mis brazos. Eso seguro que te consolaría y hasta creo que seria capaz de hacerte reír de nuevo. La verdad es que hace demasiado tiempo que no oigo tu risa. Esa si sería una gran terapia para salir de una vez de este hospital.

-Ya lo hemos hablado muchas veces, Angela –dijo el doctor – Es con seguridad lo mejor para todos. Sé que le costará mucho hacerse a la idea pero tenemos psicólogos que la ayudarán a superarlo. Doce años es mucho tiempo.

-Lo sé. –asintió ella.

Cada vez que coincidía con el doctor parecía envejecer tres o cuatro años de golpe. Desde luego mi enfermedad no estaba pasando desapercibida en la cara de Angela. Cada dolor que yo sentía, cada día de tratamiento, cada noche de insomnio quedaban grabados en su rostro como si fuera la última beneficiaria de mi sufrimiento. Sin embargo hoy, como ya he dicho, era diferente. Su mirada tenía además un halo de resignación, como aquella virgen de la iglesia del pueblo que tanto me gustaba mirar de pequeño. Veía el descanso en el fondo de sus ojos, muy al fondo, oculto por un sin fin de lágrimas que seguía intentando parar sin éxito. Y yo sin poder levantarme. Pero escúchame mujer, si esto en un par de días más se me pasa. Tenia que parar aquella inundación como fuera, tantas veces me había consolado, se lo debía.

-No se preocupe de nada. -Dijo el doctor- Tengo que ir a prepararlo todo, intente relajarse.

Pero esta vez hasta el doctor parecía nervioso. Además yo por primera vez podía sentir aquel latir en mi interior, podía distinguir claramente el rítmico sonido de un tic tac que retumbaba en mi pecho, subía por mi garganta y tocaba mi mandíbula hasta fundirse suavemente en mis oídos; y siempre había estado ahí, pero era la primera vez que lo oía. Dios, que tenia diferente aquel día, porque notaba cosas que antes no sentía, y por que estaban todos tan distantes, allí enfrente, mirando y hablando entre ellos, como si yo no estuviese allí y no pudiera oírles. Y por que Angela no paraba de llorar. Y mi hija también estaba, pero ahora era una hermosa mujer a la que ya no conocía. Mejor así, pensé.
Podía oír al doctor junto a mi, manipulando algo junto a mi cama, mientras Angela no podía contener las lágrimas, y aquel silencio, mientras sentía como se adormecía todo mi cuerpo y una sensación de placidez llenaba toda la estancia, ¿y por que todo el mundo permanecía tan serio mientras trasteaban entre los muchos aparatos que me rodeaban? Empezaba a notar como se cerraban mis ojos y una paz infinita me envolvía, creo que hoy dormiré bien, como un bebe, pensé, y antes de dormir, en el centro de una tenue luz ambarina pude entrever la figura de Angela que se despedía de mi con lágrimas en los ojos; no, no quiero dormir ahora, no quiero dormir...

-Adiós amor, adiós, mi vida.



viernes, 17 de diciembre de 2010

Armonia





Desde los altos muros de tu castillo nevado
negros ojos me miran, vidriosos de amor,
languidece el día esperando un regreso,
vuela hasta mi alma, llénala de dicha,
vuelve a mí, amor, mi cruel golondrina.

Mi soledad y tu recuerdo son mi único abrigo, 
amargo despertar sin el calor de una risa,
parque solitario de almendros en flor
antes paseado exhibiendo pasión,
ahora el testigo mudo de un sincero adiós.

Pero volverán a vestirse de colores
armonía de esta vida sentida a empujones,
y volverán a encontrarse entre algodones
mi alma y tu cuerpo, dos corazones
hallando el camino a  nuevos horizontes.

Y entre tus brazos perderé de nuevo mis penas,
en tus halagos treparé hasta el infinito cielo,
con tus manos alcanzaré a besar las estrellas,
y en tus caderas perderán mis miedos la batalla
al morder la vida, sin dejar de amar, de nuevo.



Eres alma, eres vida





             Eres alma 
             como palabra de ánimo en medio del silencio,
             eres mujer
             como el amor cantado a los cuatro vientos,
             eres linda
             la cara donde veo reflejándose mis sueños,
             eres niña
             llenando de inocencia la vida de los tuyos,
             eres sol
             que me llena, tibia tarde de verano,
             eres madre
             trayendo la calma a mis días sin tregua,
             eres paz
             llenando de tranquilidad estas locas noches,
             eres cielo
             con su manto de alegría cubriendo nuestros días,
             eres luz
             el feliz paso de esta vida, eso eres, eres mi vida.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cuento de Navidad




El niño mantenía pegada su roja naricilla al frío cristal, mientras intentaba con una descosida manga quitar el vaho de su propia respiración, a veces podía ver los relucientes ojos negros pintados de un caballito de madera que parecían mirarle, que bonito era, sus alegres colores le llevaban a lejanas aventuras cabalgando sobre su grupa mientras desvalidas damiselas cantaban su nombre. De vez en cuando el suave restallar de una campanilla le traía de vuelta al mundo y podía ver como los niños entraban de la mano de sus madres en la fantástica tienda, miraban los juguetes con aire de desagrado, paseaban junto a ellos, mientras curiosamente ninguno reparaba en su increíble caballo, había sido creado para él, pensó; cuando las manos de su madre rodearon su desnudo cuello y en el frío de la tarde volvió a recordar el crudo invierno, -ven cariño, cogerás frío, acercate a mi, anda, que ahí no me ayudas en nada- y le llevó consigo al otro lado de la calle, se sentaron junto al hatillo de ropa descolorida y al plato oxidado, donde unas pocas monedas certificaban la caridad que nos embarga cada navidad. -Hoy es Nochebuena y cenaremos algo calentito- pero él solo tenia ojos para su caballito de madera que aún desde lejos le seguía con la mirada. 



sábado, 13 de noviembre de 2010

Hoy, mañana y siempre

f





Hoy te besaría entre los árboles
hasta que se murieran de viejos
pero mañana dormiría en tu silencio 
hasta el final de mis días,
hoy te arrullaría en mi regazo 
hasta secar mis tristes ojos
pero mañana me robaría el alma
el corazón y la sangre, por oír tu risa,
hoy te amaría entre las sábanas
hasta que dios me pidiera perdón
pero mañana me perdería entre los hombres
por buscarte sin descanso,
hoy te envolvería de ternura
hasta que llorasen los mismos ángeles
pero mañana me perdería en tu azul
ahogado entre tus brazos,
hoy te encadenaría a mi cintura 
hasta que volvieras a amarme
pero mañana te perdería nuevamente
y te soñaría de por vida,
hoy te encontraría entre la gente
y te querría como siempre
pero mañana te perdería nuevamente
y te querría como nunca.



Mi primer día sin ti






Como hierro que atraviesa mi carne,
como aire que ya no puedo respirar,
como parar el tiempo y no poder mirarte,
como un niño sin madre que no para de llorar.

Como el sonido de tus labios cuando callan,
como una madre que nunca aprendió a amar,
como el silencio de tu risa en la pantalla,
como el pobre hombre, perdido al fondo del bar.

Como el capitán de un barco sin mar,
como el negro abismo de tu olvido,
como esos ojos que me asolan al mirar.

Como la negra muerte que todo lo niega,
como la fría noche que todo lo esconde,
como la aciaga hora en la que todo llega,
así es, mi primer día sin ti.


domingo, 31 de octubre de 2010

Mi ángel







Una fría noche de Octubre
llevaste el calor a mi vida,
aquella niña temblorosa
por otra niña recibida.

Mi ángel sobre la tierra
entre mis brazos te mecía,
me llenaste de luz y risa
de jardines de alegría.



Recuerdo noches de luna
de caprichos y llantinas,
llenando mil corazones,
con tus idas y venidas.


Tu mirada es mi recuerdo,
tus ojos mi clara guía,
tu bien mi único antojo,
y tu sonrisa mi alegría.


Mis ojos, que dulces te miran
siempre estarán a tu lado,
el cielo es el gran testigo
de este amor desmesurado.


Los brazos que te rodean
lo darían todo por llenar
tu vida de buenas nuevas,
ni una sola lágrima más.


Tan solo a tu lado espero
se cumplan todos tus sueños
lazos de amor, felices días,
yo sé que estoy en ellos.


Y cuando nadie veas a tu lado,
que sepas que siempre estoy
cierra tus ojos, recuerda,
adonde tu vayas, yo voy.




¿Difuntos o Hallowen?






Son solo recuerdos de niñez.
Recuerdo aquel olor a claveles que llenaba toda la casa, y los nervios de la mañana, como nos vestíamos de domingo y salíamos a la calle llena, gente y flores. Recuerdo las largas colas en los puestos del cementerio o en las floristerías de siempre que veían como llegaba su agosto en otoño.En los cementerios llenos la gente se esmeraba en sacar lustre a las tumbas de sus seres queridos, las conversaciones sobre este o aquel pariente y a cuantos conocí allí.

Uno de esos días supe de la tía Hortensia que había emigrado a Cuba de joven y a la cual no conocí, aunque volvió a canarias, aún joven, apenas llegaba a los cincuenta, para morir solo seis meses después de su llegada. Mi abuela siempre decía que su hermana vino a morir a casa pero yo nunca entendí quién había avisado a la buena mujer de su cercano final.Y del niño de la tía Angelita, que se había ido con solo tres meses, subió al cielo el niño..., ponía en su lápida, no hubiera tenido ni idea de ese primito mio. 
Recuerdo que ese día recordábamos a nuestra gente, a los que ya no estaban con nosotros, y sobre todo recuerdo que lo hacíamos juntos, en familia, no en la triste soledad del que ha perdido a un ser querido, y lo crean o no, eso lo hacía mas llevadero, se hablaba de ellos, se contaban anécdotas, como la del tío Roberto, “el negro”, que hasta después de muerto era puñetero el tío, se cayo su ataúd cuando lo subían al nicho y se desclavo casi todo, les llevo mas de una hora terminar de colocarlo.Lo mas curioso es que era un día (y no una noche) alegre, no se permitía estar triste, aunque todo estaba impregnado de un cierto aire de melancolía.
No digo que estén mal los disfraces, las golosinas, el truco-trato o las fiestas de madrugada llenas de calabazas, pero yo recuerdo la mesa de casa llena de dulces hechos por mi madre, la botella de Clipper, las historias que me contaba mi abuela y los ramos de claveles.
Pero como dije, eso son solo recuerdos de niñez.






miércoles, 13 de octubre de 2010

Añoranza






Mientras mi mano tierna anhela tus mejillas,
añorando tus brazos, tus caderas en las mias,
mi letra infame, solo escribe tu nombre entre sollozos,
y mi corazón late esperando el fin de esta agonía.

Mientras mi beso huérfano, añora tu presencia,
mi alma ausente sabe, solo vive en tu sonrisa,
la dueña de este triste corazón roto,
que solo espera el paso triste y distraído de los días.

Al volver mi memoria por las sobras del banquete,
prendido para siempre en la cruel melancolía,
vuelan mis sueños al cielo de los tontos,
donde me llevan tu aroma y tu recuerdo, nuestros días.

Y mientras la negra sombra no se hunda en esta vida,
arrancándome aliento, recuerdos y alegrías,
sabrás que aún queda un hombre en este mundo,
que en su pena, te añora y te ama sin medida.




jueves, 7 de octubre de 2010

Gracias





Gracias, por tenerme en tu memoria
y por cada vez que hacia mi vuelves tu vista,
gracias por hacerme conocer lo que es la gloria,
cada vez que en tus ojos, adivino mi conquista,
gracias por cada risa, por cada beso, cada caricia,
gracias por darme impulso en esta vida
que nos daña y nos maneja a la deriva,
por hacer que cada hora sea un suspiro
siempre que pueda compartir algo contigo,
gracias por elevarme hasta los cielos
envuelto en la ternura de tus brazos,
por darme a beber de tus encantos,
por quererme, aunque solo sea un poco,
gracias y mil gracias, de este pobre loco. 




martes, 5 de octubre de 2010

Sin rumbo





"…y el hombre sin antes, clavó su rodilla en tierra, y lentamente guardó los pedazos de un corazón roto en el hueco de su camisa, se fue, tristemente, mientras miraba de reojo días pasados, felices noches olvidadas y sentimientos que nunca pudieron existir. Ahora, se decidía a andar por el mundo sin rumbo ni objeto, con tan solo el “no” de tu fría cordura y el alma inerte, ¿quién quiso nunca un corazón de amante?"



lunes, 27 de septiembre de 2010

Lanzarote






Yo soy de donde nace el sol,
donde el fuego de la tierra
calienta campos y vides
y ni las cumbres, ni las nubes,
ni siquiera las estrellas,
ven brillar nada mas alto
que esta quemada tierra.

Yo soy de donde vuelve el mar
envidioso a mis arenas,
es el marco mas hermoso
su oleaje y su bravura
azotando vigoroso,
solo pueden adorarla,
negras rocas contra espuma.

Yo soy de donde el azul nace,
donde el cielo no despega
su cúpula de cristal eterna
y sus azules mantos llegan
desde el lejano horizonte
hasta rozar celosamente,
blancas casas y ocre tierra.

Yo soy de donde nace el viento,
sopla y sopla dando vueltas,
con la fuerza del gran César
pero con temple y prudencia
peina dunas y arenaos
recordando su presencia,
que su camino no se pierda.

Yo soy de donde no se emigra
ni las gentes se atarean,
la vida pasa lentamente
y hasta el tiempo saborea
el dulce aroma de un momento
agradecido hasta el extremo
de pasear por sus veredas.

Yo soy de aquella tierra
la de los brazos abiertos
donde siempre se regresa,
no hay remedio cuando llegas,
otro sitio no recuerdas,
no eres otro, eres presa,
Lanzarote no te suelta.







lunes, 20 de septiembre de 2010

Adiós Labordeta





Triste pueblo sin rumbo
un país sin Labordeta,
una guitarra sin cuerdas
y una pena que nos llena.
Con un canto sin lemas,
los huérfanos del abuelo
y los nietos del sistema
hoy quedan al desamparo
de la triste mano negra.

Canta la libertad,
adiós Labordeta.




domingo, 19 de septiembre de 2010

Lágrimas






Regaré de lágrimas tu cuerpo
y ni la lluvia, ni los alisios vientos,
ni el orbe sol, podrán nunca secar
este manantial que me fluye dentro.

Y aunque quiera por más tiempo
arrancarme a sangre el sentimiento,
se que nunca morirá con el ansiado riego
de tus besos, tus caricias, tu deseo.

Llenaré con sueños tus momentos,
y buscando entre mis penas y recuerdos
volveré a sentir aquel travieso niño
que dulcemente, olvidé dentro.

Como gotas de rocío que se pierden,
en la mañana de tu risa, entre tus besos,
se perderán mis rotas lágrimas, sin prisa,
como la flor que ante tu cielo se marchita.

Y al triste final de esta vida que viví,
vendrá a mi mente aquel nublado día
que me miraron tus ojos, y de nuevo descubrí
la inocencia de un niño, su paz, su alegría.




lunes, 6 de septiembre de 2010

Hoy te soñé





Hoy te soñé de nuevo, sonriendo con tus alas batiendo sobre el viento,
hoy te soñé desnuda, corriendo por la larga playa de mi corazón lleno,
hoy te soñé en palabras, el verso mas hermoso que contigo me encadena,
hoy te soñé en mi sueño, salpicando de esperanzas el baúl de mis poemas,
hoy te soñé despierto, te encontré junto a mi cara, dormida en mi almohada,
hoy te soñé de viejo, tanto tiempo juntos, no recuerdo otro momento,
hoy te soñé dormido, nunca estuve tan despierto, tan feliz, ni tan atento,
hoy te soñé de azul, ni el cielo mas hermoso, me cabía en este sueño,
hoy te soñé en invierno, con tu frío de cerezos, tus pantuflas, tu año nuevo,
hoy despertó mi sueño, te alejabas entre risas, solo quiero estar dormido,
hoy te soñé y te quiero, persiguiendo entre las nubes los anhelos de mi sueño.


lunes, 30 de agosto de 2010

No llores, un beso.




Ya dejé mis risas de niño junto al baúl cerrado de tus brazos de madre,
cálido abrazo
de una voz que te guarda,
te acoge,
te sabes en casa.
Ya perdí la conciencia de una vida feliz de antaño anhelada,
tu recuerdo,
una imagen,
una vela soplada,
una tarde de playa.
Ya se ahogaron mis lágrimas en el turbio mar de tus ojos negros,
curando una herida,
viniendo a mi encuentro,
es mio tu tiempo,
no llores, un beso.
Ya se fueron mis sueños rodando calle abajo, tras tu voz de ángel,
huele la tarde
a manzanas y nata,
niños riendo,
tu carita de plata.
Ya tu llanto ahogado en la almohada, ya tu voz no llegó a la mañana,
hace frío,
frío de abril,
la ciudad y los perros
me acompañan.
Ya quebraron tus huesos los grises buitres buscando alimento,
triste alegría,
camisón de seda,
pegado a tus labios
el ángel negro se queda.
Ya quedó quieto y sombrío el humilde hogar de mis ojos secos,
te busco,
te anhelo,
frío mármol,
velando tus sueños.
Ya guarde mi tristeza en el gran cajón de los sueños rotos,
duerme mi niño,
la mañana vendrá
a llevarte al colegio,
no llores, un beso.
Ya tiene mi alma el amargo descanso de tu ahogado recuerdo,
risas en la azotea,
calor de verano,
pies que corretean,
despertar temprano.
Ya no quedan cascabeles ni lágrimas, solo alma gastada,
duerme, aciaga hora,
tristes ojos negros,
mudas las alondras,
no llores, un beso.


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