Y tan solo en un íntimo beso...
como una noche abrazando la leve tarde
así me dejé vencer por el ardor de sus aires,
como el ansiado riego de una gota de lluvia
caída entre el dolor y el ocre de mi desierta vida,
el tenue roce de unos labios en mi mejilla
y mi helada piel acarició un sol de mediodía.
2 comentarios:
Oh, Dios Mío!!!!!!!!
grande keko, muy grande.
Me encanta
Publicar un comentario