viernes, 17 de diciembre de 2010

Armonia





Desde los altos muros de tu castillo nevado
negros ojos me miran, vidriosos de amor,
languidece el día esperando un regreso,
vuela hasta mi alma, llénala de dicha,
vuelve a mí, amor, mi cruel golondrina.

Mi soledad y tu recuerdo son mi único abrigo, 
amargo despertar sin el calor de una risa,
parque solitario de almendros en flor
antes paseado exhibiendo pasión,
ahora el testigo mudo de un sincero adiós.

Pero volverán a vestirse de colores
armonía de esta vida sentida a empujones,
y volverán a encontrarse entre algodones
mi alma y tu cuerpo, dos corazones
hallando el camino a  nuevos horizontes.

Y entre tus brazos perderé de nuevo mis penas,
en tus halagos treparé hasta el infinito cielo,
con tus manos alcanzaré a besar las estrellas,
y en tus caderas perderán mis miedos la batalla
al morder la vida, sin dejar de amar, de nuevo.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por este bello poema...

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