Una fría noche de Octubre
llevaste el calor a mi vida,
aquella niña temblorosa
por otra niña recibida.
Mi ángel sobre la tierra
entre mis brazos te mecía,
me llenaste de luz y risa
de jardines de alegría.
Recuerdo noches de luna
de caprichos y llantinas,
de caprichos y llantinas,
llenando mil corazones,
con tus idas y venidas.
Tu mirada es mi recuerdo,
tus ojos mi clara guía,
tu bien mi único antojo,
y tu sonrisa mi alegría.
Mis ojos, que dulces te miran
siempre estarán a tu lado,
el cielo es el gran testigo
de este amor desmesurado.
Los brazos que te rodean
lo darían todo por llenar
tu vida de buenas nuevas,
ni una sola lágrima más.
Tan solo a tu lado espero
se cumplan todos tus sueños
lazos de amor, felices días,
yo sé que estoy en ellos.
Y cuando nadie veas a tu lado,
que sepas que siempre estoy
cierra tus ojos, recuerda,
adonde tu vayas, yo voy.