El niño mantenía pegada su roja naricilla al frío cristal, mientras intentaba con una descosida manga quitar el vaho de su propia respiración, a veces podía ver los relucientes ojos negros pintados de un caballito de madera que parecían mirarle, que bonito era, sus alegres colores le llevaban a lejanas aventuras cabalgando sobre su grupa mientras desvalidas damiselas cantaban su nombre. De vez en cuando el suave restallar de una campanilla le traía de vuelta al mundo y podía ver como los niños entraban de la mano de sus madres en la fantástica tienda, miraban los juguetes con aire de desagrado, paseaban junto a ellos, mientras curiosamente ninguno reparaba en su increíble caballo, había sido creado para él, pensó; cuando las manos de su madre rodearon su desnudo cuello y en el frío de la tarde volvió a recordar el crudo invierno, -ven cariño, cogerás frío, acercate a mi, anda, que ahí no me ayudas en nada- y le llevó consigo al otro lado de la calle, se sentaron junto al hatillo de ropa descolorida y al plato oxidado, donde unas pocas monedas certificaban la caridad que nos embarga cada navidad. -Hoy es Nochebuena y cenaremos algo calentito- pero él solo tenia ojos para su caballito de madera que aún desde lejos le seguía con la mirada.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Cuento de Navidad
sábado, 13 de noviembre de 2010
Hoy, mañana y siempre
f
Hoy te besaría entre los árboles
hasta que se murieran de viejos
pero mañana dormiría en tu silencio
hasta el final de mis días,
hoy te arrullaría en mi regazo
hasta secar mis tristes ojos
pero mañana me robaría el alma
el corazón y la sangre, por oír tu risa,
hoy te amaría entre las sábanas
hasta que dios me pidiera perdón
pero mañana me perdería entre los hombres
por buscarte sin descanso,
hoy te envolvería de ternura
hasta que llorasen los mismos ángeles
pero mañana me perdería en tu azul
ahogado entre tus brazos,
hoy te encadenaría a mi cintura
hasta que volvieras a amarme
pero mañana te perdería nuevamente
y te soñaría de por vida,
hoy te encontraría entre la gente
y te querría como siempre
pero mañana te perdería nuevamente
y te querría como nunca.
Mi primer día sin ti
Como hierro que atraviesa mi carne,
como aire que ya no puedo respirar,
como parar el tiempo y no poder mirarte,
como un niño sin madre que no para de llorar.
Como el sonido de tus labios cuando callan,
como una madre que nunca aprendió a amar,
como el silencio de tu risa en la pantalla,
como el pobre hombre, perdido al fondo del bar.
Como el capitán de un barco sin mar,
como el negro abismo de tu olvido,
como esos ojos que me asolan al mirar.
Como la negra muerte que todo lo niega,
como la fría noche que todo lo esconde,
como la aciaga hora en la que todo llega,
así es, mi primer día sin ti.
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