Seré tu conciencia si me dejas
pedacito olvidado de tus sueños,
seré el ocaso y la distancia
y el aire que escapa sin remedio.
Seré viento fresco en tu cara
peinando tus cerradas pestañas,
seré el rumor del mar y la hojarasca
perdidos cada otoño ante tu casa.
Seré el anhelo y la esperanza
en desgarrado grito o en silencio,
seré el calor bajo tu almohada.
Y cuando la pesadumbre te invada
seré ese tierno beso que sientes,
cuando te sientes amada.